Ramos escribió: “…Había sido el hombre mas odiado y él mas amado del siglo y supongo que en este orden de cosas superaba al otro gran caudillo execrado por la misma oligarquía una generación antes: Hipólito Yrigoyen. Tomo en préstamo a Manuel Gálvez una feliz expresión: la gran virtud de Perón fue haber inventado un socialismo para uso de los criollos.
Se pretendía que Perón fuese de derecha o de izquierda. Pero usaba las dos manos, como él decía, y su movimiento, por estar constituido por diversas clases sociales, profesiones y grupos, individualidades diversas, ideologías múltiples, fue una síntesis de la Argentina de su tiempo, un Frente Nacional Revolucionario al que la jefatura de Perón impuso su sello personal, sus defectos, tanto como sus virtudes. No faltaron sectores extraños, originarios de la pequeña burguesía que pretendieran señalar a Perón cómo conducir el movimiento. Habría sido ridículo, sino hubiera sido trágico. Hasta su último día Perón conservó la total lucidez de su misión. En un país semicolonial, como era y es la Argentina, parte de una América Latina dividida y saqueada, solo es posible marchar hacia delante reuniendo en la lucha a un vasto Frente Nacional que aspire a la soberanía política, a la independencia económica, a la justicia social y a la unidad latinoamericana. Esta última hoy esboza su realización en el MERCOSUR, al que le falta todavía la conciencia de los ideales comunes cuyo precursor fue Manuel Ugarte a principios de siglo y Juan Perón luego. Como presidente, Perón concibió una alianza con el Brasil de Getulio Vargas y con el Chile del general Ibáñez. En sus notables discursos en la Plaza de Mayo y desde el Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile, diseño ese único camino de salvación para los latinoamericanos. Y ese fue uno de los rasgos proféticos del más grande argentino del siglo XX”.
He ahí la función de una juventud que tenga conciencia de la hora que vivimos y de la misión que le corresponde. Es preciso comprender que nuestro país está viviendo horas decisivas y que, de las soluciones que se alcancen ahora dependerá el futuro que podrá ser venturoso o luctuoso, según seamos capaces de proceder con grandeza para luchar por los intereses de la Patria o no.
La juventud, a quien corresponderá ese futuro, tiene también la responsabilidad de asegurarlo.
Nada estable y duradero puede fundarse sobre la mentira, por eso frente al caos institucional de la República, los mismos culpables de provocar el desequilibrio y la miseria, se sienten ahora alarmados por la situación y aconsejan los mayores desatinos, sin percatarse que el Pueblo Argentino ha evolucionado lo suficiente como para que sus palabras no le suenen a sarcasmo.
Esa evolución nos lleva imperceptiblemente pero de manera firme hacia la revolución y no habrá fuerza capaz de evitarla.
Por el camino del Justicialismo, se ha de realizar en nuestro país el fatalismo evolutivo.
Es evidente que ha terminado en el mundo el reinado del imperio burgués y que comienza el gobierno de los pueblos.
Con ello, el demoliberalismo y su consecuencia el imperialismo, han cerrado su ciclo.
Ante la tragedia que vive el país, ha llegado el momento en que la vanguardia de la Patria, representada por su juventud, se una y organice para alcanzar el más alto grado de preparación compatible con su misión y la grave responsabilidad que le incumbe.
Para alcanzar tan alta finalidad es indispensable que la unión y solidaridad juvenil se realice en forma indestructible, con un alto sentimiento de Patria, una absoluta determinación de imponer nuestra doctrina y una firme resolución de vencer.
Sólo en la fortaleza y decisión de tornarse invencibles, se puede basar la seguridad de la Liberación del Pueblo Argentino.
Cuando la juventud esté unida y organizada, cuando en poco tiempo pueda ser ejemplo de disciplina peronista, se encontrará en condiciones de luchar en todo terreno y el éxito de la etapa final del proceso argentino estará asegurado.
Debemos demostrar al mundo que nos observa, lo que puede la firme actitud de un Pueblo cuando su lucha está fundada en los sagrados principios de la justicia, de la libertad y de la soberanía.
La Patria reclama en estos días la inquebrantable decisión de la juventud de luchar por ella.
Todos sabremos cumplir con nuestro deber ante la Historia, si estamos animados de una profunda fe peronista, si realmente nos decidimos a luchar por el Pueblo y sí estamos resueltos a enfrentar cualquier sacrificio”